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Varios vehículos circulan por la carretera N-629, que une Colindres y Ramales, en la que se instalará el radar de tramo
El primer radar de tramo de Cantabria se retrasa por "cuestiones económicas"

El primer radar de tramo de Cantabria se retrasa por "cuestiones económicas"

La DGT espera instalarlo antes de fin de año en la carretera N-629, entre Colindres y Ramales, pero admite que dependerá de la aprobación de los Presupuestos del Estado

Daniel Martínez

Sábado, 25 de marzo 2017, 07:32

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"Cuestiones económicas". Ese es el motivo que esgrimen desde la Delegación del Gobierno en Cantabria para justificar el retraso en la instalación del radar de tramo entre las localidades de Colindres y Ramales de la Victoria, un dispositivo que, como anunció hace casi un año este organismo, será el primero de estas características en la región.

Según explican desde la Dirección General de Tráfico, todos los trámites administrativos están ya realizados. De hecho, el jueves hubo una reunión en Santander para revisar los últimos detalles con los ingenieros encargados de las labores previas. El proyecto está acabado y se han adjudicado los trabajos, pero falta lo más importante, la partida presupuestaria para llevar a cabo su colocación.

Las cifras

  • - Menos siniestros. Las medidas puestas en marcha (reducción del límite de velocidad y mejora del firme) ya están dando resultados.

  • - Otros radares. En estos momentos, existen en Cantabria nueve radares fijos y otros 30 puntos a los que acuden los móviles.

La Jefatura de la DGT confirmó el pasado verano que este radar especial, que es toda una novedad en las carreteras de Cantabria, se iba a instalar en la N-629 durante el primer trimestre de 2017. Concretamente, en el tramo entre estas dos localidades. El trayecto, de alrededor de 20 kilómetros, es uno de los que presenta históricamente mayor siniestralidad de la comunidad autónoma. De hecho, es el único que figuraba en la lista de los 300 tramos más peligrosos de la red viaria española publicada en 2016. Como el año pasado el cierre presupuestario se produjo en el mes de julio, este y otros muchos proyectos similares en toda España quedaron apartados de forma momentánea.

Ahora, el problema es otro. Hasta que no se aprueben los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso, la DGT no sabrá si tendrá una asignación para instalar este dispositivo de vigilancia de la velocidad en la zona oriental de la región. En teoría, cuando se supere este trámite parlamentario, el radar de tramo recibirá luz verde. De esta forma, se dará respuesta a una vieja demanda de los alcaldes de la zona. Desde 1999, dieciséis personas han perdido la vida en este punto negro.

Aunque Tráfico confirma que será un hecho que la carretera entre Colindres y Ramales tendrá próximamente aún no hay una fecha exacta ese dispositivo y que no hay marcha atrás, lo cierto es que ahora este tramo causa menos quebraderos de cabeza a los responsables del tráfico en Cantabria debido al "importante" descenso de la siniestralidad. "Se instalará lo antes posible, pero es un hecho que ahora el problema es menor por el descenso en el número de accidentes", confirma José Miguel Tolosa, responsable de la Dirección General de Tráfico en la comunidad autónoma. A su entender, la única explicación es que las medidas llevadas a cabo en los últimos meses han empezado a dar resultado. Lo mismo ha ocurrido en la zona de Saltacaballos, otra de las más problemáticas, después de que se limitara la velocidad a 80 kilómetros por hora.

Buenos resultados

Entre las acciones concretas que se han desarrollado destaca la reparación del firme por parte de la Demarcación de Carreteras o la sustitución en algunas zonas de las líneas discontinuas por las continuas para prohibir los adelantamientos. Además, también se ha reducido el límite de velocidad en algunos puntos en los túneles, por ejemplo, por su mayor peligrosidad y se ha aumentado la presencia de los agentes de la Guardia Civil al ser calificado el tramo como de especial vigilancia, el único que existe actualmente en Cantabria.

"Los vecinos pueden confirmar que ahora es mucho más habitual y constante su presencia. También es uno de los lugares que suele frecuentar el Pegasus así se denomina al helicóptero de la DGT que se encarga del control de la velocidad cuando viene a Cantabria", cuenta Tolosa. Además, detalla que los medios aéreos tienen orden de volar bajo para ser vistos por los conductores, porque "la intención no es denunciar, sino que la gente levante el pie del acelerador", algo que ya se está consiguiendo.

En estos momentos, existen 39 radares en las carreteras de la región. De ellos, nueve son fijos y se reparten entre la A-8 (tres), la A-67 (cuatro) y la S-10 (dos). El resto, son radares móviles que varían entre una treintena de vías.

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