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Los hosteleros Alberto Arozamena (izquierda), dueño del Bar Luzmela, y PabloSotorrío, del pub Floridita.
Hosteleros del centro piden una ley de terrazas "adecuada a los tiempos"

Hosteleros del centro piden una ley de terrazas "adecuada a los tiempos"

Su instalación y el depósito de sus muebles en la calle mientras los locales están cerrados, les enfrenta a las asociaciones de vecinos

Juan Carlos Flores-Gispert

Viernes, 10 de febrero 2017, 07:24

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Son conscientes de que se mueven en aguas complicadas, entre el ocio que ofrecen a los santanderinos y visitantes y las molestias que sus negocios causan a los viandantes y los vecinos. La masiva instalación de terrazas y veladores en las calles de Santander les ha enfrentado a las asociaciones de vecinos por la ocupación de un suelo público "que el Ayuntamiento nos cede porque pagamos las correspondientes tasas", dicen. Pero, ahora las críticas de la Asociación de Vecinos Pombo-Cañadío-Ensanche se dirigen a que "los hosteleros utilizan las calles como almacén de sus muebles de terrazas durante días y días", en recientes palabras del dirigente de esta organización, Ricardo Alea.

Los hosteleros del centro se defienden. Pablo Sotorrío (Pub Floridita) y AlbertoArozamena (Bar Luzmela) alzan la voz, en nombre de otros muchos, según dicen, para que "el Ayuntamiento aborde un cambio de la normativa sobre las terraza, que está anticuada y que debe ajustarse a lo que quiere el público, que son más mesas y sillas en las calles", dice Arozamena.

Saben que en sus locales si cabrían todos los muebles de sus terrazas "recogidos y amontonados, pero eso supondría que tendríamos que contratar personal para meter y sacar las mesas y las sillas y cambiar los horarios de la limpieza, cuando el local este vacío, entre otras cosas", explica Sotorrío.

Por eso defienden poder dejar en al calle amontonado el mobiliario "en los momentos en que no se pueda sentar el público, como los días de mucho frío y viento. Si nos trataran a todos los hosteleros por igual, yo tendría jardineras en mi terraza, iluminación y estufas para proteger del frío a los clientes, pero no me dejan. Hay dos varas de medir, a unos les dejan, como a los grandes grupos hosteleros, que tienen de todo, y a otros no. No puedo dejar las mesas y sillas montadas día y noche. Como no hay vigilancia, los muebles saldrían rodando y sería peligroso, así que opto por amontonarlos y amarrarlos", explica el propietario del Bar Luzmela, situado en la calle Hernán Cortés. Tanto éste como el dueño del Floridita, al costado del Mercado del Este, lo tienen claro: "El problema se inicia con el botellón, con la permisividad del Ayuntamiento y la escasa vigilancia policial en Cañadío. Eso ha revuelto todo.Se les ha ido de las manos" y ahora se controla en exceso a los hosteleros que pagan por sus terrazas", dicen.

Y la ordenanza "es difusa y no está clara. Hay que explicar muchos puntos. Es absurdo tener que meter todo el mobiliario cada noche en los locales y apilarlo", argumenta Arozamena, que se queja del papel de la Policía Local. "Me han metido una multa de 600 euros por tener la puerta del local abierta, pero es que está el camarero entrando y saliendo para atender la terraza. Es absurdo, creo que el Ayuntamiento tiene que aplicar el sentido común", dice el dueño de Luzmela, que añade que "el estado policial no lleva a nada. La policía nos multa y nosotros recurrimos la sanción. Hay que buscar un punto de entendimiento que beneficie a todos".

"Ordenanza anticuada"

Porque la ordenanza en vigor tiene menos de diez años "pero no se adecua a la realidad. Santander se ha llenado de terrazas, damos al público lo que pide y es necesaria una normativa para que podamos dejar en la calle el mobiliario de las terrazas. Y el Ayuntamiento no da respuesta clara a las demandas de los hosteleros de Santander", recalca el dueño de Floridita.

Así que "muchos hosteleros creemos que el Ayuntamiento tendría que crear una oficina específica para todo el tema relacionado con la hostelería los permisos, las infracciones y la regulación para poder dirigirnos a las personas que atiendan ese departamento y ofrezcan soluciones y una interpretación clara de la ordenanza", explica Sotorrío.

La Asociación Empresarial de Hostelería, que preside Ángel Cuevas, lleva meses intentando convencer al equipo de Gobierno municipal de que permita a los hosteleros dejar los muebles de sus terrazas en la calle durante las horas en que los locales permanecen cerrados al público. Y la Asociación de Vecinos Pombo-Cañadío solicitó al anterior alcalde que se marcase en el suelo de las calles el espacio que podía ocupar las terrazas, sin conseguirlo. "El sector vive un momento complicado, la noche ha muerto y funciona el día. Mantenemos puestos de trabajo y ocio y necesitamos respuestas", concluyen los dos hosteleros.

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